Bajo la férula del jefe ilimitado, hubo que construir murallas y altas torres, cavar fosos, hacer de la ciudad una fortaleza, edificar en su interior un monstruoso palacio de mármol.
Los niños ya no jugaban, Ya no tenían permiso para reirse. Dejaron de ser videntes. Ni los amantes se paseaban por los bosques y los jardines. Siempre estaba prohibido......prohibido divertirse, bromear, sonreir, besarse entre los juncos. Prohibido todo lo que no gustaba al Gran conquistador. Y lo que desagradaba por encima de todo al conquistador del mundo, al jefe ilimitado, eran las risas y los juegos, los gritos alegres y libres de los niños, los cantos de los pájaros, los besos de los amantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario