sábado, 3 de agosto de 2013

El camello sobre el tejado. Cuento Sufi.


Burhanuddin Herrmann nos introduce en la esencia de la vía sufí, que está hecha de júbilo y alegría extática, sí, pero también de responsabilidades y elecciones rigurosas; porque, tal como el autor explica, el sufismo exige compromiso, dedicación absoluta y humor contagioso, éxtasis divino y conciencia de nuestro mortal destino, dulzura amorosa y rechazo insobornable de todo tipo de hipocresía. A la mayoría de nosotros, el término sufismo nos remite a imágenes y palabras muy seductoras, como los derviches danzantes o los versos mágicos de Yalal al-Din Rumi. Pero el sufismo es mucho más que un capítulo especialmente «estético» o «artístico» de la mística musulmana. Es una práctica religiosa viva y profunda, una pasión que lo invade todo, una forma de vivir y morir compartida por millones de personas. El mundo de Dios o, dicho con más sencillez, del Uno, del único Dios en todas sus formas y manifestaciones.



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